"Parecía que sí" es una sección humorística que se inventó en "La Vida Moderna", programa de radio en la SER. Trasladándolo a nuestro hobby con más seriedad, he estado reflexionando sobre qué videojuegos a título personal me sorprendieron de inicio, pero luego, por una u otra causa, terminaron decepcionándome en algún sentido conforme los iba completando. En resumen: Juegos que, incluso sin hype previo, me hicieron esperar algo mejor, títulos que parecía que sí, que iban a ser más redondos. Quedáis avisados y avisadas: aquí podría haber alguno que os haya encantado, así que... ¡relax!
- Prometiendo acción; terminando en bostezos
Mi periplo con Wolfenstein: New Order ya es conocido por algunas personas que me siguen. Su marketing se orientó, a mi modo de ver, erróneamente. No era ninguna vuelta a nada; ni old-school ni sopas en vinagre, tenía algunas mecánicas antiguas en cuanto a vitalidad o combate, pero el resto no. Se trataba sin más de un reinicio de la franquicia con un trasfondo más cuidado, con una manera de contar el argumento más ambiciosa, peliculera y con momentos de tensión acertados, pero si hablamos de acción este videojuego es la mayor montaña rusa que me he echado a la cara. Pasaba del clímax jugable más elevado al aburrimiento póstumo en segundos. Es curiosísimo lo que me ocurría: cuando tenía la sensación de estar en la cresta de la ola jugable, enseguida sabía que iba a terminar; ¡y así era! Otra cinemática, otra vez a empezar sin armas, y cada misión podía ser una lotería auténtica. De ser un maldito recadero en las alcantarillas a un hombre de acción, el carnicero del barrio. Lástima, pero Old Blood al menos me divirtió mucho en su gameplay. No puedo con New Order, es una realidad. Posiblemente en lo que llevamos de generación, el trabajo más irregular que haya probado. A ratos goza de gran nivel, a otros me querría cortar las venas. Por cierto, la optimización en PC para AMD ni la menciono, que no me quiero enfadar.
Conclusión: Parecía que iba a ser más ambicioso de cara a la acción, pero se queda en momentos puntuales muy buenos y demasiados otros que no (más de los que me gustaría reconocer).
- La responsabilidad de llevar un "2" en tu título
Digimon World 2 (PlayStation, 2000/2001) |
Llamarle segunda parte a algo, indica que la primera tuvo que tener un público y una sensación de continuismo en sus circuitos, dejando la puerta abierta a una secuela. Digimon World 2 no sólo era distinto al primero, directamente cambió de género. Y el primero, aún con sus tediosos momentos y el famoso bug que impedía el avance (que tuve que sortear con cheats), entretenía, tenía su encanto y viciaba muchísimo. El 2 era directamente un dungeon crawler lento como un perezoso lesionado, con batallas por turnos RPG muy buenas, pero lastradas por ese recorrido que te obligaba a regresar siempre al mapa de inicio al cometer cualquier diminuto error. DW2 se debía jugar con calculadora y un cuaderno al lado, porque en cada piso generado al azar podías dar pasos limitados; para más inri los Digimon se atascaban en ciertos niveles y dejaban de subir, obligándote a renacerlos y otros asuntos que recuerdo borrosamente (de hecho, pensaba que el juego estaba bugueado, sólo os digo eso). Un castigo demencial fabricado para personas demasiado analíticas y metódicas (¡adultos, lo que yo aún no era!), mucho más difícil que cualquier otra cosa de la época. Las batallas, aunque interesantes, eran tan lentas que te daba tiempo a echarte una siesta. Una vez vi un gameplay completo en YouTube haciendo zapping: creo que la persona que lo hizo estuvo más 100 horas o más. Yo en su momento le dediqué unas 20 o 30 horas y apenas avancé, tenía mucha curiosidad por saber cómo era más adelante, de ahí que buscara en YT. Nunca mais.
Conclusión: Uno de los títulos de Digimon más olvidables, que al llevar un 2 en su título parecía que iba a seguir divirtiendo. No fue así.
- No esperar nada de algo y aún así conseguir decepcionarme
Mad Max (Multiplataforma, 2015) |
Gran frase de Dewey de Malcolm in the Middle. Así puedo resumir mi corta e intensa experiencia con Mad Max. De la lista que estáis leyendo hoy, es el que menos he jugado, pero es precisamente por lo que lo incluyo. No he sido capaz de avanzar más de 3 horas en este videojuego; siendo Shadow of Mordor uno de mis favoritos de esta generación. Irónico, porque son casi calcados en avance e incluso en combate. Que nadie me malinterprete: jugablemente es sólido, tiene muchas posibilidades, personalización e incluso es interesante en trama, las conversaciones están bastante trabajadas y los personajes interesan. Pero ya sabéis lo simple que soy yo en esto de los videojuegos: si no me enganchas jugablemente hablando, ya no cuentas con mi interés. Es un título bastante pausado en lo suyo, se ve que sus bondades se muestran poco a poco, no habiéndome gustado del todo la conducción. Me costó poco precio en digital, ya he intentado retomarlo dos veces, las dos infructuosas. ¿Habrá una tercera? Quizá algún día pueda continuarlo y me encante, y deba retractarme. Dad por hecho que así será si algún día me animo. No me cuesta nada reconocer en público que me puedo equivocar, ya me pasó con Ikaruga, podría volver a ocurrirme. No dudo de que es un buen videojuego a todo esto.
Conclusión: Parecía que iba a engancharme y al final tuve que dejarlo aparcado. Que barra otro el desierto.
- Comprar por la marca también puede llevar a error
Pokémon Stadium (Nintendo 64, 1999/2000)
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De esta lista, el que más me duele incluir, ya que realmente lo jugué decenas de horas. ¿Por qué incluirlo, entonces? Porque llevo muchos años con esto dentro y necesito soltarlo, que alguien lo lea. Pokémon Stadium no es el juego de Pokémon que yo pensaba, ni que yo esperaba. Debo contarlo: cuando lo compré de salida recuerdo que le costó a mi madre un dineral. Ya de entrada, era raro que me comprasen algo de total novedad en Nintendo 64 (así lo hicimos con 3 o 4 juegos no obstante), pero no era la tónica, solíamos ser en casa más de alquiler o segunda mano. Al poner Stadium en mi consola, os lo puedo garantizar, la diversión me duró un día. Al día siguiente ya lo estaba viendo empalagoso, repetitivo, altamente vacío. Ojito; es un videojuego con su gameplay técnico y cuidado, espectacular a nivel de sonido y gráficamente, con un comentarista jocoso que aún no hemos olvidado, pero no se podía hacer gran cosa en él. ¿Qué utilidad le di? Utilizar mi cartucho de Pokémon Azul para acelerar el videojuego y pasarme la Liga Pokémon a más velocidad decenas de veces, gracias al Transfer Pak. Nunca quise reconocer delante de mis padres que aquello fue un error de compra; les habría dolido en el alma que yo les hubiese confesado que aquello no me terminaba de gustar; costó una pasta gansa. Por lo menos soy pragmático desde que tengo uso de razón y se sacarle partido a todo, por ello, terminó siendo una inversión rentable. En mi caso, el "Super Game Boy" más caro de la historia, que al final utilicé para jugar con un videojuego que ya podía disfrutar en otros sitios. Los minijuegos eran divertidísimos, pero los reventé del uso continuado.
Conclusión: No era lo mío un videojuego que sólo se centraba en batallas contra la CPU; parecía que iba a ser más un Pokémon tradicional, y por idiota y no tener información, me lancé a por él sin pensar. Aún lo tengo conmigo, a pesar de todo le guardo cariño. Parecían fuegos de artificio.
- El reclamo "de los creadores de" no siempre es acertado
Kokuga (Nintendo 3DS, 2012/2013)
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Kokuga de 3DS es un videojuego de G-Rev, cuyo director es nada más y nada menos que Hiroshi Iuchi, diseñador y grafista en videojuegos como Ikaruga, Radiant Silvergun o Sin & Punishment. Toda una eminencia en los Shmups y una persona que sabe cómo deben ser. Lo malo de Kokuga es que este fue su reclamo, compararlo con Ikaruga en términos de diseño y decir que compartía creador. La cosa sería acertada si tuviese la misma ambición, ya que a nivel interno, los jefes son auténticas máquinas complejas en diseño y mecánicas, pero el videojuego en si mismo tiene una vida útil muy breve, con escenarios poco inspirados y temáticamente clónicos. Está pensado netamente para multijugador local, es donde el título alcanza toda su potencia. Es un Shmup cenital con mucho de vertical, donde las estrellas son los jefazos. El resto del título es olvidable, aunque tiene un sistema híbrido entre Shmup y juego de cartas táctil muy interesante, cartas que se van gastando para generar power-ups. Como digo, tiene pocos aspectos reseñables más allá de su sobresaliente OST (una de las mejores de 3DS, os lo garantizo). No fue una gran compra por mi parte.
Conclusión: Parecía que iba a estar firmado por Dios, pero al final resulta un trabajo algo menor. Un videojuego bueno, pero poco ambicioso. Podría haber sido un pedazo de Shmup y referente en 3DS, una pena.
¿Cuáles son vuestros "parecía que si"? Me gustaría mucho leerlos. ¡Un abrazo!
fran_friki
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